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La Pasiva es una de las marcas de comida al paso más populares entre los uruguayos. Cada país desarrolla a lo largo de su historia sus platos típicos y formas de comer propias que forman parte de sus costumbres y le dan una identidad. Estos platos se desarrollaron de forma casi anónima en Montevideo a mediados del siglo XX en un conjunto de bares del centro de la capital. El frankfurter, de origen alemán, al que hoy llamamos también “pancho” un uso que viene de argentina, también es una de las opciones favoritas. “Frankfurter Caliente” era la leyenda que ostentaba en su puerta una mini cervecería ubicada en la pasiva de un edificio de Plaza Independencia sobre fines de los años 30. Allí se gestó la leyenda y La Pasiva – que comienza a expandirse como tal en 1963 – se transformó en el lugar preferido de los montevideanos que trascendió las fronteras de la ciudad y del país y que hoy cuenta con varias sucursales.